Tinder, tinder, tinder. Qué juego y qué guerra nos puede llegar a dar a la vez esta aplicación.
Tenía pensado hacer un artículo compartiendo mis reflexiones sobre el uso de esta app, pero pensé, ¿y si pregunto a otros psicólogxs y después resumo las conclusiones?
Pues eso he hecho y es lo que vas a encontrar en este artículo.
Hace 6 días, o eso me marca instagram, en @traseldiván pregunté a mis followers (la gran mayoría, come cocos, como yo), la siguiente cuestión:
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Ojo, que ni yo, ni ningún profesional es quién para decirte si debes usarla o no, solamente quería conocer el criterio de personas cercanas a la salud mental.
Bueno, pues las respuestas fueron muy variadas.
Resumiéndolo mucho, habría dos posturas, aquellos profesionales que opinan que es un recurso perfectamente utilizable y que sí lo recomendarían. Esta postura defiende (de manera global), que haciendo un buen de ella, es una forma de vencer la distancia, de conocer gente e incluso entrenar nuestras habilidades sociales.
Por el otro lado, encontramos la visión de otros profesionales que opinan que no condenan su uso, pero que no la recomendarían activamente, habiendo por delante otras formas de conocer personas (¿más sanas?).
Un tercer grupo más pequeño se mantenía neutral y condicionaba su respuesta a cada caso individual, lo que seguramente sea lo más realista y que en el fondo la mayoría hagamos.
Porqué sí
Sería imposible poder citar en este artículo todas los comentarios y opiniones, de modo que voy a ir destacando algunos que sirvan como resumen de lo que allí sucedió, que no fue poco.
@sinapsis feliz opina:
Al final casi todo el mundo que está soltero ha estado o está ahí. Es una herramienta más y lo importante es saber gestionarla de acuerdo a tus necesidades, si la utilizas bien puede ser una experiencia enriquecedor.
Aunque hay un pero…
Ahora, si la utilizas para no sentirte solo, entablar relaciones por no tener recursos a enfrentarte a la soledad…mal vamos (aunque también se puede trabajar esto en terapia y sería fantástico) Además hay que tener en cuenta que pueden llegar a ser muy adictivas, por la recompensa inmediata.
Algunos psicólogxs como @bernatcardell “confesaron” que la app les había servido para conocer a su actual pareja. Algo que me encantó, por que sí, los psicólogos también usamos Tinder. Y cagamos, y ese tipo de cosas.
A mí, particularmente, me gustó mucho la intervención de @psicologiadero:
Si hiciese terapia sí, lo recomendaría. Al margen de las desventajas creo que hay que considerar a las personas adultas capaces de tomar decisiones y lidiar con las consecuencias.
Me gustó porque particularmente, me he visto varias veces en situaciones donde he tenido la tentación de frenar a alguno de mis pacientes en usar Tinder u otra similar, por miedo. Miedo mío, quiero decir, a que les hagan daño, lo cual pensándolo ahora habría sido una sobreprotección.
Ahora, sí que es cierto qué, si tu autoestima anda un poco floja o se encuentra montada en el Dragon Khan, quizás sea mejor dejarlo para otro rato o tomarse ciertos respiros.
Tienes que partir de la premisa que te expones a situaciones de rechazo o ghosting. Algo que bajo mi punto de vista, es sano aprender a digerir, pero si te encuentras en un momento de vulnerabilidad, no hay porque ser masoca.
Porqué no
Cómo te decía antes, no todos los profesionales lo veían de este modo. Muchos otrxs eran de la opinión que no recomendarían Tinder.
Por ejemplo, @alumbrandopsiques opina:
Creo que es una experiencia que muchos quieren vivir en esta era digital, también hay que darle espacio a la espontaneidad y lo fortuito de los encuentros, atreverse a conocer gente en el bus, el gym etc, no sólo a través de la pantalla y los filtros.
Este es un tema que siempre rodea a Tinder, ¿Es una forma de relacionarnos peor? ¿Convierte las relaciones en algo más instrumental? ¿perdemos la conexión con las personas?
Conclusiones y opiniones personales
La verdad es que tras leer todas las opiniones he sacado algo en claro, y es que no lo tenemos claro. Lo cual, me parece bueno.
No tenemos porque tener respuestas para todo, y la intervención de cada profesional otorgaba un ángulo diferente, que a mí, personalmente, me ha hecho dudar.
Voy a intentar, como cierre al artículo, exponer mis ideas y hacer ahora sí, un resumen para que tengas algo (más o menos factible) que puedas llevar de todo esto:
Tinder es para desesperadxs
Este argumento para mí, cae por su propio peso. En Tinder estamos las mismas personas que en la vida real. Esa postura me parece que hay que olvidarla por completo. Recuerdo el caso reciente de una paciente que me decía que quería conocer gente y yo le recomendé acudir a encuentros sociales con personas de internet.
Ella pensaba que allí sólo iba a encontrar gente rara y sin amigos. Bueno, pues la experiencia fue positiva y conoció personas con la que, de momento al menos, se siente agusto.
En Tinder se va a lo que se va
Me pasa un poco lo mismo que en el epígrafe anterior. Tinder no tiene ningún poder maligno. En Tinder hay personas con diferentes motivaciones. No sé cuantas quieren meter o que se la metan y cuántas, otra cosa (ya no sé ni como llamarlo, lo dejo desierto para no pillarme los dedos).
Sólo te puedo dar un consejo: sé honesto/a contigo (bueno y con los demás, claro). Haz lo que vaya acorde a tu deseo e ilusión, y no a lo que se supone que debería ser.
Tinder como fuente de autoestima y adicción
Lo cierto es que sí, es que Tinder puede llegar a ser adictivo, como lo puede ser cualquier cosa. De algún modo, te ofrece una ventana a un goteo constante de personas con las que tener emociones fuertes.
De nuevo, no creo que el problema sea la aplicación, si para ti se vuelve adictivo, es que quizás haya otra cosa que trabajar.
La instrumentalización de las relaciones
Aquí te voy a dar mi opinión personal: yo he tenido mejores conversaciones en Tinder que en muchas barras de bar. No creo que sea cierto que no es posible conectar con las personas. Quizás, lo que debamos valorar, es que la responsabilidad afectiva no sólo se tiene con una pareja, si que se debe mantener con alguien que conoces para una cerveza, echas un polvo o tres.
En este sentido, falta educación afectiva y emocional. No es culpa de Tinder. Si la aplicación nos hace sacar lo peor de nosotros, quizás deberíamos revisarnos como sociedad y nuestros valores.
Respecto a lo segundo no me cabe duda. Para aquellas personas con ansiedad social o que necesitan entrenar sus habilidades comunicativas, es una oportunidad genial. La pantalla es una forma de ir progresivamente perdiéndole el miedo al contacto social.
Lo de conocer gente…Pues tenemos que tener en cuenta que es una app de ligar. De modo que si vas con la idea de hacer colegas, igual ahí si que te diría que hay otros sitios que te van a funcionar mejor.
Que oye, puedes darle el uso que te de la gana, pero es muy probable que vayan a querer tema contigo y tu le llames amistad.
Y la dependencia emocional…
Es un tema que no ha salido (creo), pero me parece quizás el más delicado. Para aquellas personas que su yo, es un yo en relación, pienso que Tinder puede convertirse en la oportunidad para seguir sin construir una identidad propia. Por otro lado, estamos acostumbrados a decirle a las personas que si quieren tener pareja, es que son muy poco independientes, y esto, pues…
Creo que este es un melón que abriré bien en otra ocasión.
Por último, quería agradecer y citar a todos los profesionales que han hecho este artículo posible:
- @ralu.lupu.psicologa
- @lapsicologaga
- @emocion.en.accion
- @psipaulacastro
- @javiro.psicologia
- @psicologajuditrubio
- @lauraguilarpsicologia
- @tovarpsicologia
- @psicologiaevaoliver
- @lunacanovas.psicologia
- @psicognitiva.dr
- @alvarosaval
- @noemivalenzuela_psicologa
- @psicologica_ment
- @psicotrainingmadrid
- @claubaselga