El objetivo es que consigamos poco a poco instaurar en ti un hábito de alimentación que se quede contigo para siempre, y que nos ayude a en primer lugar a tener una mejor salud, y en segundo, a lograr una imagen personal con la que te sientas satisfecho/a.
Es posible que al comienzo del proceso tengas mucha motivación y estés dispuesto/a a hacer toda clase de sacrificios, pero créeme, las fuertes restricciones y las barbaridades, a la larga son insostenibles porque nos amargan la vida.
De manera qué, ¿que prefieres, un cambio puntual o definitivo?
Seguro que has escuchado a muchas personas decir que han intentado varias ponerse a dieta y que nunca lo consigue. Incluso puede que esta sea tu caso. Nunca te has preguntado ¿porqué sucede esto?
La mayoría de las dietas excesivamente limitantes, a no ser que seas un o una auténtica solado, no serás capaz de acabar. Y mucho menos repetirla.
Es sencillo, cuando nos ponemos retos tan difíciles, nos acabamos desanimando. No nos podemos pasar toda la vida negándole el placer a nuestro cerebro.
La clave esta en flexibilidad y el aprendizaje. Deberemos volvernos expertos en nutrición (al menos la nuestra propia), para acabar sabiendo donde están nuestros límites.
Es decir, llegará un momento y no será al principio, donde aprenderás a tu mismo/a conocer hasta donde puedes “pasarte”. Aprender a jugar con márgenes flexibles y mirando esto como un proceso a medio largo plazo, es la mejor manera de tener éxito.
Y te diré más, sólo hay una manera de que tu dieta funcione, que la disfrutes.