Muchas personas cuando comienzan un proceso de pérdida de peso o una dieta, se ponen como objetivo un peso idea o perfecto. En este artículo vamos a ver porque esto es un error y porqué el peso no es una medida fiable.
¿Existe el peso ideal para hombres y mujeres?
Si escribes en la barra de Google peso ideal, la función de autocompletar te ofrecerá varias opciones. Algunas de las primeras que aparecen son:
- Peso ideal en mujeres
- Peso ideal en hombre
Si esto aparece así en Google, es porqué hay mucha gente que lo está buscando. Razón que reafirma la necesidad de este artículo.
¿Cuál es mi peso ideal?
El primer error de bulto, reside en la creencia de que existe en función si eres mujer u hombre un peso ideal indicado. Existen multitud de factores y variables que determinan lo que pesamos. Os las cuento:
El peso es una medida muy poco concreta. La primera persona con la que he puesto a prueba mis conocimientos sobre nutrición, he sido yo mismo. Mi peso antes de cambiar mis viejos hábitos de alimentación y el que puedo tener ahora son prácticamente el mismo.
Sin embargo, os puedo asegurar que mi cuerpo no lo es. Lo que ha cambiado es mi composición corporal.
Nuestro peso se compone de varios factores. Por ejemplo, hay personas que tienen una mayor retención de líquidos. Razón por la que se sienten más hinchados/as y pueden pesar más aún teniendo un normopeso.
De manera qué, no existe una fórmula para calcular nuestro peso ideal.
¿Qué podemos medir que no sea el peso?
Como os decía anteriormente, lo realmente importante es nuestra composición corporal. Para ello, existen principalmente dos baremos que son los fundamentales: el índice de grasa corporal y el índice de masa magra.
El índice de grasa corporal se divide en dos; la grasa visceral y la grasa subcutánea. Mientras que la masa magra es la popularmente conocida como masa muscular.
Estos son los parámetros que miden las básculas de bioimpedancia, entre otros. Nuestro objetivo cuando queremos adelgazar, consiste en ser capaces de reducir nuestros niveles de grasa. Sobre todo, de grasa subcutánea.
Para hacer más efectivo este proceso de pérdida de peso, nos interesa además ganar masa muscular. La razón de esto la explico en este artículo: ¿Cómo acelerar el metabolismo para quemar grasa?
Si te interesa conocer en profundidad este punto, te recomiendo que entres y le eches un ojo. Ahora sigo para no enrollarme.
EL peso fitness
La masa muscular pesa bastante más que la grasa. De forma qué, puede incluso ocurrir qué comenzando un proceso de cambio de hábitos, nos pesemos y la cifra que nos devuelve la báscula haya aumentado.
Muchas personas se desaniman cuando esto sucede y se abandonan. Piensan que lo están haciendo mal y que no está habiendo progresos.
Cuando quizás lo único que esté ocurriendo es que han conseguido generar masa muscular, y esto es en realidad algo muy positivo.
Incluso aunque tú no te notes ese aumento de masa muscular, es posible que esté ocurriendo, ya que no todos los tipos de entrenamiento y/o ejercicio físico generan la misma estimulación de las fibras musculares. A no ser que trabajes en hipertrofia, es posible que no notes un aumento notable en tu volumen muscular.
La obsesión con la báscula y el peso perfecto
Como decía anteriormente, muchas personas se obsesionan con la báscula y con la búsqueda del peso ideal.
Esto ocurre con frecuencia en los trastornos de alimentación, donde el peso se convierte en el eje central de la vida. Sin embargo, volvemos a encontrarnos con el mismo problema: cuando dejamos de comer de forma brusca, nuestro cuerpo decide hincharse y retener todo lo que pueda.
Supongo que en este punto os preguntaréis, ¿y cómo puedo comprobar entonces si estoy progresando?
Otras maneras de saber si estamos adelgazando
Medidas visuales:
Una de las acciones que yo suelo recomendar es hacerse fotos durante el proceso. A veces la memoria nos juega malas pasadas y nos puede llegar a hacer pensar que realmente no hemos conseguido tanto.
Hacernos fotos es una manera de poder comprobar nuestro recorrido y dar valor a lo que hemos ido consiguiendo.
Otra medida visual es el espejo. El espejo es un elemento simbólico fundamental como en cierta manera lo es la báscula.
Muchas personas huyen de él, y muchas otras, no paran de mirarse de forma compulsiva. Es por eso que, la relación con el espejo es algo que hay que trabajar de forma personal y sobre lo que no me atrevo a dar un consejo genérico.
2. Ropa
Otra medida de referencia clásica es la ropa. Podemos ponernos ropa antigua o prendas ceñidas, y comprobar cómo nos sientan ahora.
Normalmente, la hebilla del cinturón es nuestra mejor mensajera.
3. Medir contorno y pliegue
Medir nuestros contornos (cadera, abdomen, espalda, pecho, brazos, muslos…) es otra forma de comprobar nuestros cambios corporales.
Pero ocurre algo parecido que en el caso del peso. Si hemos aumentado nuestra masa muscular es posible que haya aumentado nuestro contorno. Lo cual no implica que hayamos engordado.
Los pliegues son una manera más fiable. Además, nos sirven para detectar en qué zonas solemos acumular más grasa. Es posible que adelgacemos y al principio no lo notemos en todo el cuerpo, o notemos que algunas partes han sufrido más cambios que otras.
Esto es algo normal. Existen además diferencias entre hombres y mujeres a la hora de acumular grasa. Mientras los hombres la almacenamos sobre todo en el abdomen y la espalda, las mujeres acumulan más grasa en piernas y brazos.
Para esto suele utilizarse una herramientas que se llama plicómetro. A mí me gusta mucho emplearla, porque es una manera muy fidedigna de comprobar el progreso:
4. Báscula profesional
Otra opción es hacernos con una báscula profesional. Sus contras: que son un poco más caras, y que tenemos que tener cuidado a la hora de las mediciones ya que sino los datos nos pueden resultar engañosos.
A su favor, que obtenemos una información mucho más coherente y ajustada a la realidad.Mi recomendación, en cuanto a calidad (exactitud) precio, sería la siguiente:
La necesidad de control y la obsesión con la báscula
A veces la mejor herramienta del control es el no control. Las personas que tienden a ser más perfeccionistas o que tienen rasgos obsesivos de personalidad (mucha necesidad de orden y control), tienden a obsesionarse con la báscula y con las medidas de control en general.
Cada vez que se pesan o hacen alguna medición, sino les cuadra lo que ven, hacen miles de intentos para revertir y entender la situación. Entre esas acciones, suele ocurrir que aparezca una necesidad compulsiva de pesarse.
En estos casos, lo que recomendaría es dejar de controlar el peso. O como mínimo, obligarnos a hacer mediciones periódicas de 15 días y no antes.
Otra opción, es dejar al especialista que sea quién decida como hacer las mediciones y que información compartir.
¿Es el IMC la calculadora definitiva del peso ideal?
El IMC es el famoso índice de masa corporal. Nos ofrece unas fracciones o categorías que nos ubica en diferentes grados de salud.
Sin embargo, el problema es similar al que ocurre con el peso. EL IMC actúa como calculadora del peso ideal poniendo en relación tu peso actual, con tu estatura y tu género.
Además, existen muchas otras variables físicas importantes como la edad o la complexión física que no suelen tener en cuenta.
Tu peso ideal es aquel en el que te puedes instaurar comiendo de forma saludable y cubriendo todas tus necesidades nutricionales Y qué además, te permite la flexibilidad necesaria para no hacerlo siempre perfecto.