En la constante búsqueda de métodos innovadores para perder peso, uno de los temas que ha capturado la atención de muchos es la exposición al frío como herramienta para quemar calorías. La idea detrás de esta teoría es que al exponer nuestro cuerpo a temperaturas bajas, este tiene que trabajar más para mantenerse caliente, lo que podría llevar a un aumento en el gasto calórico.
Pero, ¿es realmente efectivo este método? ¿O es simplemente otro mito en el vasto mundo de las dietas y tendencias de salud?
En este artículo, nos sumergiremos en la ciencia detrás de la relación entre la temperatura corporal y la pérdida de peso, desentrañando mitos y descubriendo la verdad detrás del truco de la temperatura corporal para bajar de peso tan debatido.
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¿Exponerse al frío adelgaza?
Es esencial recordar que, en esencia, somos mamíferos. Los mecanismos evolutivos y adaptativos que aprendimos en clases de ciencia también se aplican a nosotros. Durante la mayor parte de la historia humana, enfrentamos condiciones climáticas extremas con recursos limitados. Incluso sobrevivimos a una era de hielo que duró 100 mil años.
Es razonable pensar que, durante ese tiempo, nuestros cuerpos desarrollaron formas de adaptarse a temperaturas bajas. Sin embargo, con los avances de la ciencia y la tecnología, hemos creado maneras de protegernos del frío. A pesar de ello, investigaciones recientes sugieren que aún conservamos mecanismos relacionados con el frío, que podríamos activar para obtener beneficios.
Para comprender cómo el frío puede beneficiarnos, es vital conocer la grasa marrón. Se sabía que esta grasa, presente en algunos animales y bebés humanos, quema grasa para producir calor en ambientes fríos. Sin embargo, estudios recientes indican que los adultos también la poseen.
Un estudio reciente examinó el efecto del frío en la grasa marrón en adultos. Los participantes fueron expuestos a 15°C durante seis horas al día durante 10 días. Los resultados mostraron un aumento significativo en su volumen de grasa marrón, lo que sugiere que el frío puede ser beneficioso para la salud.
Pero seamos realistas. Si no has estado activo durante mucho tiempo, no puedes esperar resultados inmediatos. Del mismo modo, si eres sensible al frío, debes adaptarte gradualmente.
Otro estudio que quiero compartir se centra en la adiponectina, una enzima que regula reacciones químicas en nuestro cuerpo. Se ha observado que las personas con obesidad o diabetes tienen niveles bajos de esta enzima. En este estudio, los participantes fueron expuestos al frío durante dos horas, lo que resultó en un aumento significativo de adiponectina en la sangre.
Si estás interesado en aprender más, te sugiero que consultes Google Académico. Hay mucha investigación en curso sobre estos temas.
¿El frío ayuda a bajar de peso entonces?
Meterte en un barreño con agua helada no va a hacerte perder más grasa ni es la cura de ninguna enfermedad. Pero sí ha demostrado generar cambios interesantes en tu fisiología. Uno de los más claros es un incremento inmediato y mantenido en las llamadas catecolaminas, hormonas de estrés, que fundamentalmente son tres: dopamina, adrenalina y noradrenalina.
Esto elevará en el momento tus niveles de alerta y ha demostrado mejorar temporalmente tu estado de ánimo y motivación. Además, estás entrenando tu capacidad para hacer frente a cosas incómodas, lo que siempre es una buena idea. Eso sí, hazlo progresivamente, siempre donde hagas pie y no te puedas ahogar. Y no es necesario acumular más de 11 a 12 minutos a la semana para obtener beneficios.
La forma más a mano de hacerlo: abrir el grifo de agua fría en los últimos 30 segundos de tu ducha matutina. Y una precaución: si tu objetivo es el mayor crecimiento muscular posible, hipertrofia muscular, no parece buena idea hacerlo en las horas posteriores al entrenamiento.