Este pasado 2020 para el olvido y la aparición del virus Covid-19 han hecho que cada uno de nosotros experimente cosas que nunca antes habíamos quizás ni hubiésemos pensado: confinamiento, escuela virtual, prohibición de ver a nuestros seres queridos, salir a más de un kilómetro de casa, etc
Dicho de otro modo, la pandemia de Covid-19 ha cambiado la vida de todos desde marzo de 2020. Un cambio tan drástico que ha cambiado nuestra forma de entender la vida tal y cómo la conocíamos. Una de las cuestiones que más nos inquietan a los profesionales de la salud mental tiene que ver con el desarrollo emocional y social de los mas jóvenes.
¿Y a los padres? ¿Qué les preocupa más?
¿Qué temen los padres?
Una encuesta, llevada a cabo por un equipo de Michigan Medicine, muestra cuáles eran y siguen siendo las principales preocupaciones de los padres sobre el Covid-19.
El asunto que más preocupa a los padres con un 72% es el tiempo que pasan los jóvenes frente a la pantalla y el uso excesivo de las redes sociales.
Le siguen: el acoso cibernético (62 %), la mala alimentación (59%), el miedo a padecer depresión, ansiedad, estrés, los intentos de suicidio y la falta de actividad física ocupan todas el 54%, seguidas de fumar mediante vaporizadores (52 %), el alcohol y las drogas (50%), y por último el miedo a coger el Covid-19 para (485%).
¿Qué podemos hacer como padres?
El Dr. Gary Freed, pediatra y codirector de CS Mott Poll, defendía tras los resultados arrojado por el estudio:
Este es un momento particularmente difícil para las familias, con muchos niños que experimentan cambios significativos en la rutina, con un impacto negativo en su salud y bienestar, por lo que es normal que los padres estén más preocupados.
Por esta razón, se aconseja a los padres que establezcan reglas básicas y límites para el tiempo que se pasa frente a la pantalla, de manera que no interfiera con el sueño, el ejercicio o las relaciones familiares de los niños.
Para ello, es importante mantener una cierta rutina: horas de dormir relativamente fijas , comidas en familia, salidas diarias aunque sea a dar un paseo, entre otras.
Esto puede ayudar a limitar el riesgo de que los niños desarrollen trastornos del estado de ánimo.
Y a la menor señal de advertencia: pérdida o aumento del apetito, alteraciones del sueño, persistencia de síntomas anímicos… consultar con un profesional sin dudarlo. Tanto más que a principios de 2021, el Covid-19 sigue ahí y no estamos a salvo de un tercer confinamiento.