Carmen sufre enfermedad bipolar. Refiere que su vida ha sido un constante vaivén. Como un balancín en el que de pronto ha estado arriba como abajo.
Desde su adolescencia, su día a día ha estado dominado por diferentes episodios en los que ha fluctuado desde la exaltación a la más profunda tristeza. No obstante para comprender a Carmen, debemos ir poco a poco.
¿Qué es una persona bipolar?
Siempre se ha dicho que los extremos no son buenos. Que lo ideal en todo momento es alcanzar un equilibrio. Pero, ¿quién es capaz de mantener en constante equilibrio su vida diaria?
Las personas que padecen una enfermedad bipolar saben de lo que estamos hablando. Suele comenzar entre los 15 y los 25 años y casi un 2% de la población mundial la sufre. Actualmente es una gran causa de discapacidad.
Como en el caso de Carmen, las personas con bipolaridad se mueven en un constante vaivén. Unos días se creen capaces de poder tocar el mismísimo cielo con sus propias manos. Puede que al día siguiente se sientan las personas más desdichadas del mundo.
¡Qué no cunda el pánico! Hasta aquí puede resultar “aterrador”. Incluso lo podemos asociar con el malo de esa película de miedo que de pronto parecía cambiar de personalidad. De vital importancia es clarificar que el significado de bipolar no es sinónimo de locura.
El estigma de la persona bipolar
Al mismo tiempo que no podemos determinar que alguien sufra bipolaridad por el mero hecho de que sea más inestable emocionalmente. El que su comportamiento cambie de un momento a otro tampoco implica bipolaridad. Si ves que tu jefe bromea en un momento dado y justo después lo ves enfadado, NO significa que sea bipolar.
¿Y por qué se produce esta enfermedad o trastorno? -te preguntarás. Actualmente aún se desconoce la causa exacta. No obstante se ha determinado la influencia de un desequilibrio en los neurotransmisores del cerebro como posibles causantes. Es probable que las sustancias químicas encargadas de regular los estados de ánimo no trasmitan de manera correcta las señales pertinentes.
La persona bipolar en el amor y otros síntomas
Antes de meterme de lleno en que es la bipolaridad me gustaría deshacer algunos mitos. No existen las “personas bipolares en el amor”, esta es una mala etiqueta de un trastorno psicológico muy serio y que acarrea mucho sufrimiento.
Esta es una designación que solemos hacer cuando una persona muestra una conducta errática o ambigua en una relación: cambios de opinión, de actitud, étc.
La realidad es la persona bipolar puede tener una relación de amor perfectamente sana. Si bien es cierto que la enfermedad es un condicionamiento importante que no podemos obviar, pero que tiene tratamiento.
Considero trascendental que dejemos de usar la palabra bipolar de una manera popular.
Síntomas de un trastorno bipolar en adultos
Lo que más caracteriza a las personas que sufren un trastorno bipolar son los síntomas extremos.
Siguiendo con el ejemplo de Carmen podemos decir que en algunas ocasiones se la puede ver durante al menos una semana rebosante de energía y eufórica. Llegando incluso a experimentar sentimientos de grandeza en determinadas ocasiones. En esos momentos suele estar más habladora y le cuesta mantener la atención. Incluso en ocasiones ha sufrido síntomas psicóticos (delirios, alucinaciones...).
Posteriormente se la puede ver sumida en una profunda tristeza. Su autoestima, que en otras ocasiones la hacían ver como la mujer más poderosa del mundo, en los momentos de “bajón” hace que se encuentre por los suelos. Se la ve fatigada, con falta de concentración y hasta se siente inútil. Tal es la tristeza y desdicha sufrida que en algunas ocasiones se pueden producir intentos de suicidio.
En términos cromáticos, en el día a día de las personas que sufren una enfermedad bipolar solo existen dos colores: el blanco y el negro. Se olvidan de la escala de grises.
Todo ello puede ocasionar deterioro social y laboral llegando a necesitar hospitalización. Sin embargo y aunque no se trata de algo sencillo, los síntomas de bipolaridad pueden tratarse.
La enfermedad bipolar debe ser abordada por un equipo multidisciplinar a través de psicoterapia (individual y grupal) y medicación (el litio es fármaco más utilizado en estos casos).
Es importante abandonar el estigma social. A pesar de encontrarnos en pleno siglo XXI aún es frecuente escuchar frases como “hoy me he levantado bipolar”, “se me han roto los zapatos y me ha entrado una depresión” o la que está en mi top nº 1: “no voy al psicólogo porque no estoy loco”. Tomemos consciencia y medidas. Aboguemos y fomentemos una adecuada salud mental.
Referencias bibliográficas:
Bagnati, P. M. (2004). Disfunción cognitiva en el Trastorno Bipolar: más allá del síntoma psiquiátrico. Revista Argentina de neuropsicología, 2, 26-32.
Ruiz, M. Á., Montes, J. M., Lauffer, J. C., Álvarez, C., Maurino, J., & de Dios Perrino, C. (2012). Opiniones y creencias sobre las enfermedades mentales graves (esquizofrenia y trastorno bipolar) en la sociedad española. Revista de psiquiatría y salud mental, 5(2), 98-106.