¿Te has preguntado alguna vez por qué a veces malinterpretamos las acciones de otras personas y les atribuimos motivos equivocados? ¿O por qué nos resulta difícil recordar de dónde provienen ciertas emociones o sensaciones?
La teoría de la atribución errónea tiene como objetivo explicar estos fenómenos y ha sido objeto de numerosos estudios en psicología y neurociencia. En este artículo, exploraremos algunos ejemplos de atribución errónea en la vida diaria y analizaremos los resultados de un experimento clásico que ilustra cómo la atribución errónea puede afectar nuestro comportamiento y percepciones.
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Experimento del error fundmental de atribución
El experimento de error fundamental de atribución es uno de los más conocidos en el campo de la psicología social. Fue realizado por los psicólogos sociales Lee Ross y Richard Nisbett en la década de 1970 para estudiar cómo las personas atribuyen las causas de los comportamientos de los demás.
En el experimento, los participantes observaron a dos personas teniendo una conversación. Uno de ellos fue asignado el papel de “entrevistador” y el otro el de “solicitante de empleo”. La conversación giró en torno a un tema controvertido: la legalización del aborto. Al finalizar la conversación, se le pidió a los participantes que evaluaran la opinión del solicitante de empleo sobre el tema.
Lo que Ross y Nisbett encontraron fue que los participantes tendían a atribuir las opiniones del solicitante de empleo a sus características personales, como sus creencias y actitudes, en lugar de considerar el contexto de la conversación. En otras palabras, los participantes tendían a creer que la opinión de los solicitantes se fundamentaba más en sus características personales que por la situación.
Ejemplos de errores de atribución
Tomando como referencia el experimento del error fundamental de atribución, podemos encontrar varios ejemplos de errores de atribución. A continuación, te presento algunos de ellos:
- Supongamos que ves a alguien que se comporta de manera grosera y poco amable con una persona en una tienda. Es posible que atribuyas su comportamiento a que es una persona maleducada o egoísta. Sin embargo, es posible que esa persona esté pasando por un momento difícil en su vida y ese comportamiento sea una reacción a su propia situación emocional. En este caso, estarías cometiendo el error de atribución fundamental, ya que estás atribuyendo el comportamiento a rasgos de personalidad en lugar de considerar factores situacionales.
- Otra posible situación es la de un estudiante que obtiene una calificación baja en un examen. Es posible que los demás estudiantes piensen que esa persona es perezosa o poco inteligente. Sin embargo, es posible que ese estudiante haya tenido problemas personales o de salud que le hayan impedido estudiar adecuadamente. En este caso, estarían cometiendo el error de atribución fundamental, ya que están atribuyendo la calificación baja a la forma de ser de dicha persona.
La teoría de la atribución social de Kelley es un modelo explicativo que se utiliza para entender cómo las personas hacen atribuciones sobre el comportamiento de otras personas. Fue desarrollada por el psicólogo social Harold Kelley en la década de 1960 y se ha convertido en una de las teorías más influyentes en el campo de la psicología social.
Según la teoría de la atribución social de Kelley, las personas hacen atribuciones sobre el comportamiento de otras personas basándose en tres tipos de información: la información sobre la persona que realiza la acción (conocida como información personal), la información sobre la situación en la que se produce la acción (conocida como información situacional) y la información sobre cómo otras personas actúan en la misma situación.
La teoría de la atribución social de Kelley sostiene que las personas tienden a hacer atribuciones causales de forma sistemática, es decir, que tratan de identificar las causas subyacentes que motivan el comportamiento de otras personas. Para hacerlo, utilizan un proceso de inferencia causal que se basa en la información disponible sobre la persona y la situación en la que se produce el comportamiento.
Según Kelley, la información personal es especialmente importante cuando las personas hacen atribuciones sobre el comportamiento de otras personas. La información personal incluye factores como la personalidad, las creencias y los valores de la persona que realiza la acción. Kelley sostiene que las personas tienden a hacer atribuciones causales en función de la información personal cuando la situación no proporciona suficiente información sobre las causas del comportamiento.
Por otro lado, la información situacional también es importante para hacer atribuciones causales. La información situacional incluye factores como las normas sociales, la presión del grupo o las expectativas de la situación. Según Kelley, las personas tienden a hacer atribuciones causales en función de la información situacional cuando la información personal no es relevante o cuando la situación proporciona suficiente información para explicar el comportamiento.
Atribución defensiva
La atribución defensiva es un proceso psicológico que ocurre cuando las personas atribuyen sus propios errores o fracasos a factores externos, mientras que atribuyen sus éxitos o logros a factores internos. Es decir, las personas tienden a culpar a factores externos cuando algo no sale bien, mientras que se atribuyen a sí mismas el mérito cuando las cosas van bien.
La atribución defensiva se considera un mecanismo de defensa que ayuda a proteger la autoestima y la autoimagen de las personas. Al culpar a factores externos por los fracasos, las personas pueden evitar sentirse responsables o culpables por sus errores. Por otro lado, al atribuirse el mérito de los éxitos, las personas pueden sentirse más seguras y confiadas en sus habilidades.
Sin embargo, la atribución defensiva también puede tener efectos negativos. Por ejemplo, puede impedir que las personas aprendan de sus errores y los corrijan en el futuro. Tambié