Quiénes nos dedicamos a la psicoterapia sabemos que uno de los problemas principales que presentan las personas que llegan, tienen que ver con la autoestima y el manejo de las emociones.
Dos aspectos intrínsecamente vinculados.
Ojalá dispusiéramos de un botón mágico dónde apretándolo, la persona pudiera sentirse mejor consigo misma. Sin embargo, esto no funciona así.
En este artículo voy a compartir contigo 5 ejercicios o dinámicas que utilizo yo para trabajar la autoestima y las emociones en terapia con adultos. No obstante, si te interesa recibir y material para el ejercicio de la profesión, he creado un grupo de telegram dónde comparto de manera casi diaria recursos útiles que yo mismo he testado.
5 dinámicas sobre autoestima para trabajar en individual o en grupo
Antes de contártelas, me gustaría aclarar algo:
Bajo mi punto de vista, cuando no sabemos que hacer con un caso o estamos perdidos, usar técnicas y recursos por probar algo, es una huida hacia delante.
Si esto sucede, lo mejor es volver hacia atrás a la evaluación y/o supervisar el caso.
Dicho esto, si tienes claro que necesitas herramientas para trabajar aspectos concretos relacionados con la autoestima o las emociones, ahí van mis 5 opciones preferidas:
La ventaja de Johari
La ventana de Johari es una herramienta muy interesante dónde puedes trabajar diferentes aspectos relacionados con la identidad.
A muchas personas les cuesta poner encima de la mesa lo que sienten o tienen un bajo nivel de introspección, este tipo de ejercicios sirven para movilizar al paciente y que comience a abrirse y tener insights.
Además, estaremos trabajando autoestima al solicitarle que pida opiniones externas sobre sí mismo. Eso puede servir para que vuelva a conectar con partes de sí que había olvidado y además, generar una prueba de realidad si tiene un discurso muy negativo sobre sí mismo.
También es una herramienta útil para hacer un trabajo de partes y que la personas pueda empezar a incorporar diferentes versiones o roles en su personalidad.
La brújula de las emociones
Trabajar autoestima en muchos casos implica poder empezar a estar más en contacto de lo que sentimos, para poder hacer algo con ello o restructurarlo.
Como te decía antes, muchas personas con un perfil alexitímico, esquizoide o con fobia a sentir por diversas experiencias de trauma, les cuesta acceder a sus estados internos.
La brújula de las emociones es un sistema sencillo en el que la persona puede ubicarse dentro de una emoción en función de su conducta de orientación.
¿Esto que estoy sintiendo hace que me meta para dentro y me inhiba o por el contrario hace que salga hacia fuera y me proyecte en el exterior?
La silla vacía
La silla vacía es una de las técnicas por excelencia de la terapia Gestalt. Es una técnica de carácter simbólico-imaginativo, por lo que antes de ponerla en práctica necesitamos evaluar si la persona con la que vamos a trabajar cuenta con dicha capacidad.
Si la respuesta es sí, es un ejercicio muy potente porque nos ayuda a reducir las defensas cognitivas que están casi siempre presentes en el formato de conversación habitual en el que suele transcurrir la terapia.
La persona puede sentar en la silla a otras personas o partes de sí y poder interaccionar y observarlas desde fuera, con la guía de su terapeuta.
Imagina poder por ejemplo, hacer las paces con una parte de ti que se encuentra sentada en la silla.
Yo real / yo ideal
Otro ejercicio que utilizo mucho en consulta.
Algo que me encuentro con bastante frecuencia en consulta es que aquello que las personas entienden por yo real, es un yo desvalorizado, mientras que el yo ideal es precisamente esto, una idealización.
Uno de los objetivos de está técnica es poder aproximar ambos yoes y reducir esa distancia que está generando dolor y decepción con uno mismo.
Podemos cuestionar ese yo ideal si se encuentra muy idealizado o preguntarle a la persona que necesitaría para poder parecerse un poco más a eso que desea ser.
Se trata de integrar lo mejor y lo peor de nosotros en un yo, con flexibilidad y armonía.
Este ejercicio puede hacerse por escrito o también de forma representativa. Por ejemplo, con sillas como veíamos en el caso anterior.
Yo lo suelo hacer con dibujos. Le pido a los pacientes que retraten sus yoes, como van vestidos, que postura y emocionalidad tienen, étc.
Biografía de éxitos
Este ejercicio es delicado porque la persona puede decirnos que nunca ha tenido éxitos y volvérsenos en contra.
A veces es necesario hacerlo en consulta. Por ejemplo, como una línea de vida dónde hacemos la biografía del síntoma, pero de éxitos.
Se trata de que la persona conecte con aquellas experiencias dónde tuvo éxito y las soluciones que llevó a cabo.
Si la persona se muestra muy reticente a reconocer sus éxitos, podemos pedirle una biografía normal y después comentar con él o ella en consulta esta. Deteniéndonos en aquellos momentos donde se sentía bien consigo mismo/a o satisfecho/a de su vida.