Todo lo que rodea al tema de la dependencia suele ser muy comentado, sin embargo, a menudo me encuentro que las personas confunden el trastorno de dependencia emocional con la personalidad dependiente y viceversa.
En este artículo vamos a resolver el desaguisado. ¡Vente!
Trastorno de personalidad dependiente: Qué es
Todo esto puede sonar un poco a trabalenguas, así que voy a intentar explicarlo de manera sencilla.
Realmente, a nivel diagnóstico, no existe un trastorno de dependencia emocional como tal. El diagnóstico que sí viene reconocido en el DSM, manual diagnóstico para profesionales de la salud mental, es el trastorno de personalidad dependiente.
Estos son los criterios diagnósticos:
El Trastorno de Personalidad Dependiente (DSM V) se caracteriza por una necesidad dominante y excesiva de que le cuiden, lo que conlleva un comportamiento sumiso y de apego exagerado, y miedo a la separación, que comienza al principio de la edad adulta y está presente en diferentes contextos, y que se manifiesta por 5 o más de los hechos siguientes:
- Le cuesta tomar decisiones cotidianas sin el consejo y la tranquilización excesiva de otras personas.
- Necesita a los demás para asumir responsabilidades en la mayoría de ámbitos importantes de su vida.
- Tiene dificultad para expresar el desacuerdo con los demás por miedo a perder su apoyo o aprobación (no incluir los miedos realistas de castigo).
- Tiene dificultad para iniciar proyectos o hacer cosas por sí mismo (debido a la falta de confianza en el propio juicio o capacidad y no por falta de motivación o energía).
- Va demasiado lejos para obtener la aceptación y apoyo de los demás, hasta el punto de hacer voluntariamente cosas que le desagradan.
- Se siente incómodo o indefenso cuando está solo por miedo exagerado a ser incapaz de cuidarse a sí mismo.
- Cuando termina una relación estrecha, busca con urgencia otra para que le cuiden y apoyen.
- Siente una preocupación no realista por miedo a que lo abandonen y tenga que cuidar de sí mismo.
Aunque el DSM hace aguas en muchos sentidos, hoy día es la guía que tenemos los psicólogos y psiquiatras para poder establecer diagnósticos clínicos.
Es posible que si estas leyendo este artículo seas un profesional que quiere acabar de entender la diferencia entre lo y lo otro, o una persona a la que le han hablado de una etiqueta diagnostica u otra, pero no acaba de entender lo que le sucede.
Cuando hablamos de la personalidad dependiente, estrictamente hablando, nos referimos a una persona que reúne los criterios mencionados anteriormente. Esos “ingredientes” constituyen una forma de pensar, sentir y actuar en la vida.
Dependencia emocional vs. dependencia instrumental
Para entender mejor la diferencia entre ambos, debemos conocer los términos dependencia emocional y dependencia instrumental.
La última atiende al esquema emocional “Yo sólo o sola no puedo”. Por ejemplo, uno de los síntomas más habituales que acompaña a la dependencia instrumental es la agorafobia.
Dependencia instrumental
La personalidad dependiente siente que no se vale por sí misma, y considera que necesita a alguien más fuerte y capaz que sí mismo, para tomar decisiones y afrontar las situaciones cotidianas de la vida.
Un ejemplo de dependencia instrumental sería por ejemplo, el caso de una persona que es incapaz de ir a una entrevista de trabajo si no le acompaña alguien. En este caso, se delega la responsabilidad emocional de afrontar y hacerse cargo de la situación.
Las personas con trastorno de personalidad dependiente suelen haberse criado en ambientes invalidantes o sobreprotectores.
El sentimiento que habita en la persona es la inseguridad y la falta autoeficacia percibida.
Dependencia emocional
La dependencia emocional es radicalmente diferente y tiene ver que con el plano afectivo. Las personas dependientes emocionales pueden ser personas perfectamente funcionales y que el sistema de dependencia/apego, se active a la hora de conocer a alguien o tener pareja.
Suelen ser personas que tienen lo que conocemos por un apego ansioso y qué, colocan su valor personal en ser elegidos por aquellos a quiénes de algún modo suelen idealizar: “No soy suficiente para él o ella”.
En estos casos, las experiencias tempranas no tienen tanto que ver con la propia capacidad, si no con el sentimiento de rechazo. Muchas veces los problemas de dependencia de este tipo se asocian a la relación con los padres, pero las relaciones con los iguales son también muy importantes.
Me explico mejor:
Si he tenido experiencias donde he sentido que mis padres no me querían o que incluso me odiaban, es problema que se quede grabada en mí la idea de que no soy merecedor o merecedora de amor.
Por otro lado, si han sido mis iguales (en la escuela), los que me han rechazado, es posible que genere ideas como “hay algo en mí que hace que sea peor que los demás”.
En otros casos, la dependencia viene dada por esquemas culturales. Durante mucho tiempo, se ha educado a la mujer en que para realizarse como tal, debía construir una pareja y tener familia.
Ergo, si no lo consigues, has fracasado.
Huir de ese sentimiento de fracaso es motivo más que suficiente para buscar desesperadamente pareja.