El trastorno límite de la personalidad (TLP) se ha popularizado y traspasado los muros de la consulta del psicólogo. Con cierta frecuencia, llegan a consulta personas que en un intento de autodiagnóstico, me dicen: yo creo que soy límite…
De manera qué, vamos a ver en profundidad en qué consiste este trastorno. Aviso, el artículo puede resultar un poco técnico y farragoso. Pero creo que tiene que ser así. Existe mucha información circulando sobre el TLP, poco seria, y menos científica.
Síntomas del trastorno límite de la personalidad
El DSM-V es el manual diagnóstico que usamos los profesionales cuando trabajamos con casos de salud mental. Históricamente, en las versiones antiguas del DSM, se producía una diferenciación en ejes entre los trastornos de la personalidad y los trastornos clínicos (depresión, ansiedad generalizda, étc). En esta última versión del DSM, cualquier trastorno mental pertenece a la misma categoría (eje I).
Aunque esto de los ejes haya cambiado, considero que es importante mantener cierto grado de distinción. No estoy seguro que en el caso de los trastornos de la personalidad, lo más correcto sea hablar de síntomas. A título personal, me gusta hablar sobre expresiones.
Características de la persona TLP
Cuando hablamos de un trastorno de la personalidad, sea del tipo que sea, hablamos de un patrón de funcionamiento, de pensamiento y de emoción, que se mantiene en el tiempo. Lo que caracteriza a un trastorno de este tipo, entre otros aspectos, es la rigidez para el cambio.
La persona que sufre un trastorno de la personalidad ha experimentado a lo largo de su vida un patrón de desadaptación en una o varias esferas de su vida: relaciones personales, autoestima, étc.
Por tanto, más que hablar de síntomas yo hablaría de rasgos. De manera qué, aunque siga hablando de síntomas porque es lo acordado científicamente, debemos pensar que un trastorno de la personalidad no es como un catarro. Es algo que acompaña a la persona y en cierta manera, a su ser.
Listado de síntomas:
EL DSM recoge un listado de síntomas que deben cumplirse para poder emitir el diagnóstico. Yo te voy a contar las expresiones más habituales del TLP. No estoy para nada de acuerdo con el autodiagnóstico, es evidente que esto debe hacerlo un profesional.
Sin embargo, saber sobre el tema nos puede ayudar a hacer una detección temprana, sobre todo cuando hablamos de adolescentes. Más adelante me explayaré sobre este tema. Si en el siguiente listado te sientes identificado/a, no significa que tengas un trastorno límite. No obstante, podría ser interesante consultar a un especialista.
Los síntomas en el TLP son:
Intestabilidad emocional
La inestabilidad emocional es seguramente el síntoma más característico del trastorno de personalidad límite. Las personas con TLP tienen una carencia importante para regularse emocionalmente.
Esta es la razón por la que suele confundirse el diagnóstico con el de bipolaridad. En contraste con el trastorno bipolar, la personalidad límite encaja mejor con la ciclotimia. Esto es, cambios emocionales muy intensos en cortos periodos de tiempo. Son personas que pueden pasar de la alegría, a la tristeza, de la tristeza a la rabia, y después a la culpa, en cuestión de minutos.
Miedo al abandono
Las personas con TLP sufren mucho por esta razón, anticipan constantemente el abandono del otro. Sufren mucha ansiedad cuando se vinculan y suelen dar por hecho que la otra persona se cansará de ellos.
Esto activa un comportamiento errático y controlador, convirtiéndose al final en una especie de profecía autocumplida, donde la persona en cuestión acaba marchándose asustada como se había anticipado.
Relaciones interpersonales caóticas
Como consecuencia de lo expuesto en el punto anterior, las relaciones personales que mantienen las personalidades límites suelen ser caóticas.
Después profundizaré sobre esta cuestión, pero la personalidad límite suele tener lo que llamamos un apego desorganizado. Esto genera graves problemas para mantener la confianza y para poder sentirse seguros dentro de una relación.
Impulsividad
Otra consecuencia directa del déficit para regularse emocionalmente, es la impulsividad. Esta genera muchos conflictos y problemas al trastorno de personalidad límite. El entrenamiento en autocontrol y asertividad es fundamental.
Autolesiones y conductas autolíticas
Contrario a lo que muchas personas pueden pensar, los intentos de suicidio o las autolesiones no son una llamada de atención. Son una forma de canalizar el dolor emocional tan intenso que se siente.
Como la personalidad límite carece de la habilidad para calmar sus emociones, recurre al dolor físico como una manera de evadirse del dolor emocional, y que además al hacerlo, se promueve la liberación de endorfinas.
Los intentos de suicidio a menudo son también un intento de solución para dejar de sufrir. El pensamiento de suicidio es recurrente y habitual en aquellas personas que por alguna razón están sufriendo. Lo que lo convierte en una conducta tan accesible en el trastorno limite de la personalidad, es la impulsividad.
Problemas de identidad y/o sentimiento de vacío
La persona TLP suele sentirse confundida sobre lo que quiere, piensa o es. Esto suele experimentarse con una sensación de vacío que es muy desagradable. En los casos más graves suele haber disociación estructural de la personalidad, sintiendo dentro de sí diferentes partes del yo o incluso diferentes voces en el propio autodiálogo.
Causas del trastorno límite de la personalidad
Las causas del trastorno límite de la personalidad son complejas y no pueden explicarse de una única manera, hay principalmente dos teorías que podrían resumir como se ocasione el trastorno límite de la personalidad.
La teoría biopsicosocial nos da una explicación en paralelo, donde genética y ambiente interactúan para el desarrollo de la personalidad límite.
Sabemos que en el caso del trastorno límite de la personalidad hay un deterioro neurológico. La corteza orbitofrontal es la encargada de reducir la intensidad emocional que captan otras áreas del sistema límbico como por ejemplo, la amígdala.
Es decir, cuando nos pasa algo con un impacto emocional fuerte, el orbitofrontal sería quién se encarga de poner a disposición el pensamiento racional y así, poder tranquilizarnos.
Mediante estudios de neuroimagen, sabemos que en el TLP existe un daño en esta área cerebral. Por esta razón y otras, la teoría biopsicosocial propone que la diana principal del trastorno límite es la incapacidad para regularse emocionalmente.
Como diría Dolores Mosquera, las personalidades límites son Diamantes en Bruto. Son personas con una sensibilidad extrema, que viven todo a flor de piel. Si esto lo sabemos canalizar puede ser una virtud, pero si no, resulta destructivo y agotador.
La parte que pertenece al ambiente, es que además los TLP provienen de familias que tampoco han facilitado el desarrollo de una adecuada capacidad de autoregulación.
La teoría psicosocial hace mucho hincapié en la invalidación emocional. Que nos nieguen lo que sentimos o lo que vemos, que nadie nos enseñe a etiquetar o identificar nuestras emociones o simplemente que reaccionen con otra respuesta más intensa ante nuestra angustia, son algunas de las maneras más habituales de invalidación emocional.
Apego desorganizado y trauma
Entendemos por apego, el vínculo primario que establecemos con nuestros cuidadores principales (nuestros padres).
El apego desorganizado es el tipo de apego “más chungo” que hay. Resumiendo mucho, viene a decir que la misma persona que tiene que cuidarte es quién te hace daño. Por esta razón, es frecuente que las personalidades límites hayan experimentado algún tipo de abuso o maltrato por parte de sus cuidadores. Esto constituye un trauma.
El niño o niña que no es capaz de entender que quién te quiere es también quién te hace daño, escinde su personalidad en dos sistemas, el de protección y el de apego.
Lo explico de otra manera: como una mente infantil no es capaz de entender esa dualidad, lo que hace es generar dos partes. Como si hubiera una parte de mí para el papá bueno, y otra parte para el papá malo.
De manera qué, cuando intentan apegarse sienten miedo, y cuando se distancian, necesitan urgentemente recuperar el vínculo. Entrando de esta manera, en un bucle sin solución. Esto explicaría la forma de relacionarse cuando son adultos, donde la persona con trastorno límite oscila entre la dependencia y la dificultad para dejar entrar y echando a las personas que quiere de su vida.
Trastorno límite de la personalidad en adolescentes
Antes decía que es importante estar informados sobre el trastorno de personalidad límite (TLP), porque esto nos puede ayudar a hacer una detección temprana.
Los síntomas en la adolescencia no son diferentes que los que puede hacer en un adulto. La adolescencia en sí misma, es un periodo de inestabilidad, duda y confusión.
Por esta razón suele complicarse el diagnóstico, y sobre todo, su detección. Es importante que si vemos señales evidentes, no nos quedemos en un “son cosas de la edad”.
Es tan importante hacer una detección precoz porque a esta edad la personalidad aún no ha cicatrizado. Es un periodo de construcción, donde mucho de lo que hagamos en ese momento, podrá quedarse o no con nosotros para siempre.
¿Se cura el trastorno límite de la personalidad?
El trastorno de la personalidad no se cura. La cuestión es qué, aunque debemos trabajar bajo un marco científico, no podemos seguir un modelo médico a rajatabla.
En estos casos, yo entiendo la cura como la adaptación. Las personas no podemos dejar ser como somos, sin embargo, si podemos aprender gobernarnos. En el caso de un trastorno de personalidad límite, podemos trabajar para conocernos, para definir quiénes somos, para gestionar mejor lo que sentimos y una infinidad de aspectos y recursos.
TLP: ¿se puede curar?
Es importante entender esto, ya que además, hablar de cura, es decirle a la persona que necesita una cura para lo que es, para su personalidad. A mí me gusta entender la personalidad como una pieza, y el trastorno, como una que no está encajando en puzzle llamado vida. No se trata de cambiar la pieza, sino de saber elegir bien el puzzle y encontrar la posición correcta.
Tratamiento del trastorno límite de la personalidad
Como explicaba en los párrafos anteriores, que no haya “cura” no quiere decir no haya tratamiento. El tratamiento que mejor funciona para el trastorno límite de la personalidad es la terapia dialéctico conductual de Linehan.
La TDC incluye muchos elementos de la terapia cognitivo conductual. Sin embargo, es más completa que esta, ya que personaliza muchos elementos de la terapia, como la forma de entender la conducta parasuicidia, la actitud del terapeuta ante él conflicto, el vínculo con el paciente, y un largo etcétera.
Algunas de las herramientas/recursos/habilidades a trabajar con el paciente límite que propone la terapia dialéctico conductual son:
- Entrenamiento en asertividad
- Habilidades básicas de conciencia qué y cómo
- Habilidades de efectividad interpersonal
- Habilidades de regulación emocional: identificar y etiquetar, cambio, vulnerabilidad, mente presente (mindfulness)….
- Habilidades de tolerancia al malestar
- Estrategias de resolución de problemas
Otras que como profesional incluiría son:
- EMDR para el trabajo del trauma
- Trabajar el vínculo
- Aprender a pensar con flexibilidad y objetivismo
- Trabajo de la identidad: valores, deseos y creencias.
- Integración de partes (disociación).