Sindrome de munchausen
Dicen que la imaginación no tiene límites. Sin embargo hay determinadas situaciones que resultan inviables para la mayoría de las personas. Circunstancias que cuesta imaginar o pensar bajo ningún concepto.
Una de esas circunstancias podría ser el mero hecho de pensar en que una madre quiera causarle algún tipo de daño o perjuicio a un hijo. Es algo prácticamente anti natura. ¿Se supone que una madre siempre quiere lo mejor para su hijo, no? Simplemente la idea de imaginarlo resulta estremecedora.
Profundizamos sobre el síndrome de munchausen por poderes (SMPP); una especie de maltrato infantil que a menudo puede pasar desapercibido.
El síndrome de Munchausen
Con el paso de los años se han dado varios casos de lo que posteriormente se ha conocido como síndrome de Munchausen. Pongámonos en situación: Imaginemos una madre que lleva a su hijo pequeño al hospital en repetidas ocasiones. Hasta aquí todo aparentemente normal.
¿Motivo de consulta? Una enfermedad poco común de difícil explicación para la que no se obtiene mejora a pesar de los variados tratamientos empleados.
Tras la exploración y la aplicación de pruebas (a veces innecesarias) no se observa una causa específica que indique la procedencia de la enfermedad. Todo parece en orden. Por supuesto nada que haga sospechar de la figura materna debido a la aparente predisposición e involucración con el personal sanitario.
Por un lado el patrón se repite en todos los casos: la maltratadora suele ser la madre que describe los síntomas con una gran precisión y detalle, la víctima es su hijo pequeño y la procedencia suele ser una familia desestructurada con bajos ingresos. Curiosamente los síntomas solo aparecen cuando la cuidadora ha estado con el menor y mejoran cuando no está presente.
Por otro lado el plan de actuación también es el mismo: infligir daño al menor, mentir sobre la sintomatología o cambiar los resultados para aparentar una mayor enfermedad.
Algunas de las acciones que son capaces de llevar a cabo en el entorno hospitalario para simular una enfermedad y confundir a los especialistas son añadir sangre a la muestra de orina o heces, calentar el termómetro para simular fiebre, dejar de alimentarle o incluso administrarle fármacos con el fin de provocarle vómitos o diarrea.
¿Por qué se llama Munchausen por poderes?
Se incluye la acepción “por poderes” al hacer referencia a alguien que inventa una sintomatología de otra persona que normalmente se encuentra en indefensión y bajo su cargo. Aunque la figura del niño es la más común en estos casos, se puede producir en cualquier persona vulnerable como puede ser una persona de edad avanzada o alguien que sufre una discapacidad.
Es importante hacer hincapié en que este síndrome no solo se ocasiona “por poderes” en una relación de dependencia. También se puede producir en casos de manera individual siendo la propia persona quien confabula sobre sus propios signos y síntomas en busca de compasión y atención. La OMS califica a estos pacientes como “Pacientes peregrinos” por su constante deambulación de hospital en hospital para que se les atienda de manera repetida.
¿Por qué mienten las personas con síndrome de Munchausen?
Saber con exactitud cuáles son las causas que provocan el síndrome de Munchausen por poderes es una ardua tarea. ¿Qué puede llevar a una persona a querer hacerle daño a quien más quiere?
No obstante los expertos en la materia coinciden en que las personas con dicha patología suelen tener un historial de vida de maltrato y abusos. En un gran porcentaje se observan rasgos ansioso-depresivos, baja y frágil autoestima, pobre manejo del estrés y de las emociones e incluso trastornos de personalidad histriónica, narcisista o límite.
Una infancia y adolescencia complicada cargada de carencias afectivas, que les hace buscar afecto y atención de manera imperiosa. Aparentemente muestran una alta colaboración e incluso una excesiva preocupación que se ve recompensada en forma de ayuda y afecto por parte de todas las personas de su círculo.
Además los niños que sufren estas circunstancias podrían desarrollar el síndrome a una edad adulta como consecuencia de los daños físicos y emocionales acaecidos.
¿Qué es un trastorno facticio?
Cuando hablamos de trastornos facticios nos referimos a aquellas personas que de manera consciente e intencionada mienten y exageran los síntomas actuando como si realmente sufrieran una enfermedad.
Podría confundirse con los trastornos somatomorfos para los que también se produce la presencia de síntomas sin que exista una enfermedad real.
¿Cuál es la diferencia entre ambas categorías? Quienes sufren un trastorno somatomorfo no fingen los síntomas. Simplemente piensan y están convencidos de que tienen una enfermedad.
Según el DSM-V en el trastorno facticio se pueden producir tres tipos de simulación: la simulación de síntomas psicológicos, de síntomas físicos o una combinación de ambos. Es importante puntualizar que en estos casos no existen incentivos obvios que motiven a exagerar los síntomas.
El trastorno facticio por poderes en el DSM-V
El síndrome de Munchausen por poderes es un trastorno psicológico recogido en el DSM-V como un tipo de trastorno facticio impuesto a otro.
Roy Meadow, pediatra británico, lo identificó por primera vez en 1977. Sin embargo fue en 1951 cuando el doctor Richard Asher “bautizó” el síndrome en honor al barón de Münchausen (militar alemán) famoso por sus historias ficticias, fantásticas e inverosímiles.
¿Qué hacer en estos casos? ¿Cuál es el mejor tratamiento? Evitar los tratamientos. En primer lugar es fundamental alejar al niño de su cuidador/a. Seguidamente abordar el caso a través de la psicoeducación, la terapia familiar y la terapia cognitivo-conductual. Esta última ayuda a identificar los pensamientos y conductas de quienes lo sufren.
Las víctimas de esta situación suelen requerir atención médica para solucionar las posibles lesiones e infecciones generadas y atención psicológica para aliviar la depresión, ansiedad y estrés postraumático sufrido.
Lamentablemente no se augura un buen pronóstico en los casos de síndrome de Munchausen por poderes. Esto es debido a la dificultad a la hora de establecer un diagnóstico certero y verídico y a la falta de respuesta a los tratamientos debido a la preferencia por mantener su enfermedad.
El trastorno facticio y la simulación
Llegados a este punto nos podemos preguntar: ¿Es lo mismo trastorno facticio que trastorno ficticio? Rotundamente, no. Aunque a grandes rasgos el trastorno facticio puede confundirse con la simulación debido a la intencionalidad de las acciones llevadas a cabo.
Sin embargo en la simulación la persona inventa diferentes síntomas con la finalidad de conseguir un bien material como puede ser una compensación económica o una baja laboral. ¡Hasta los niños simulan encontrarse mal cuando no quieren ir al cole! Lo cual no implica que exista un trastorno facticio de fondo ya que una enfermedad fingida no es sinónimo de un trastorno facticio.
Si echamos la vista atrás seguramente nos suenen casos que han salido en televisión y se han convertido en mediáticos como “el caso de Paco Sanz, el hombre de los dos mil tumores” o “el caso del padre de Nadia”.
Ambos tienen en común la ingente recaudación de fondos para luchar contra una enfermedad, la difusión de campañas benéficas y sus respectivas donaciones, la exageración de síntomas, la infinidad de tratamientos sin resultado,…
¿Estaríamos ante dos casos de trastorno facticio? NO, se trata de dos repugnantes casos de estafas sin escrúpulos.
Referencias bibliográficas:
- Meadow, R. (1982). Munchausen syndrome by proxy. Archives of disease in childhood, 57(2), 92-98.
- Nadelson, T. (1979). The Munchausen spectrum: borderline character features. General Hospital Psychiatry, 1(1), 11-17.
- Schreier, H. A., & Libow, J. A. (1993). Hurting for love: Munchausen by proxy syndrome. Guilford Press.