Todos, sin excepción, atravesamos en determinados momentos de la vida situaciones complicadas. Una enfermedad, una ruptura de pareja o una crisis laboral por ejemplo pueden acabar rompiendo en mil pedazos nuestra estabilidad y bienestar emocional.
Ante estas situaciones podemos tomar dos caminos: la resignación o la aceptación. Podemos dejarnos llevar como una especie de barco que es arrastrado por una fuerte corriente. O, por el contrario, podemos aceptar la realidad e intentar revertir de algún modo esa situación dentro de nuestras posibilidades de acción. En este artículo aprendemos como aprender a aceptar la realidad y las cosas que no podemos cambiar.
¿Qué es la aceptación?
¿Cuántas cosas nos vemos obligados a aceptar a lo largo de la vida?, ¿Cuántas veces nos sentimos confusos cuando creemos que las normas del juego han cambiado?
Nos encontramos realmente perdidos cuando creemos conocer las respuestas y la vida nos cambia las preguntas. Carl Jung, psicólogo suizo, refería que “lo que resistes, persiste; lo que aceptas, te transforma”.
Puede que vivamos situaciones complicadas que nos hagan sentirnos impotentes. Con la aceptación nos permitimos a nosotros mismos buscar alternativas de acción y elegir la manera en la que queremos vivir. Solo si aceptamos lo que nos ocurre seremos capaces de tomar decisiones, de aprender, de fluir.
¿Hay que aceptar las cosas como son?
El camino hasta alcanzar la aceptación no es en absoluto sencillo. Sobre todo cuanto más complicada sea la situación a la que nos enfrentamos.
Pongámonos en la piel por ejemplo de las personas que han sufrido daño cerebral. Cada día en su cabeza rondan preguntas del tipo: “¿por qué a mí?”, “¿qué hago ahora con mi vida?”, “¿por qué todo ha cambiado?”
Estas personas ven como su vida, sus planes de futuro, su autonomía, su motivación para seguir hacia delante… en definitiva todo se ha disipado. Se abandonan a sí mismos y no encuentran nada positivo en su situación.
Para aceptar la realidad se debe llevar a cabo un proceso de psicoeducación. Debemos ser conscientes de que todo lleva un tiempo. Trabajar la aceptación no es un camino regular y estable sino que está sujeto a altibajos.
El rol (activo o pasivo) que adoptemos será clave a la hora de situar la responsabilidad en nosotros o en factores externos. La clave está en cambiar la pregunta “¿Por qué a mí?” por la pregunta “¿Para qué a mí?”. De esta manera se activa la probabilidad de encontrarle algo de sentido a lo que nos ocurre. Se busca el entendimiento más allá del dolor y de las experiencias límites. Se insta a seguir creciendo.
¿Hay una enfermedad de no aceptar la realidad?
¡No! Esto es algo que me han preguntado en más de una ocasión. No existe una enfermedad o trastorno relacionado con no aceptar la realidad, sin embargo, este es un síntoma frecuente en algunos cuadros psicológicos, como por ejemplo es el caso del duelo complicado.
Libros para trabajar la aceptación
Otra manera de trabajar la aceptación es leyendo libros. Aprender a aceptar es una habilidad, no pienses que es algo mágico, nuestra mente es flexible y cuando aprendemos a relacionarnos de manera diferente con las cosas que nos rodean, esto se convierte en un gesto automático.
Técnicas como el mindfulness precisamente nos entrenan en esto, en aprender a mirar las cosas como lo que son, sin juicio o frustración, simplemente incorporándolas tal y cómo nos hacen sentir. Cómo veremos más adelante, el trabajo en aceptación es fundamental, por ejemplo durante una enfermedad. Nuestra reacción habitual suele ser la de tratar de “quitarnos el síntoma”.
Esto es muy frecuente por ejemplo en los brotes de migraña, lo cual agrava la enfermedad. Lo mismo pasa con las preocupaciones y el exceso de rumiación. Leyendo libros sobre aceptación es posible que sembremos las primera semillas para inaugurar un cambio en nuestra forma de relacionarnos con el mundo.
El libro que yo te recomendaría leer para aprender a aceptar es Wabi Sabi: Aprender a aceptar la Imperfección de Tomás Vidal. Este libro no es muy conocido y a mí me parece maravilloso. Precisamente, que no seamos capaces de aceptar la vida tal y como es, en muchos casos tiene que ver con perfeccionismo crónico y la ilusión de control absoluto.
Si por el contrario, prefieres un manual con técnicas y pautas para poder ejercitar el músculo de la aceptación, te recomiendo:
Diferencias entre aceptar y resignarse
La definición de aceptación y la de resignación pueden interpretarse como la cara y la cruz de una moneda. A pesar de que hay quien piensa que ambos términos son sinónimos y se refieren a algo así como “dejar de intentar algo”, nada más lejos de la realidad.
Aceptar la realidad o resignarse tienen implicaciones opuestas frente a nuestro desarrollo personal. Son dos procesos vitales y al mismo tiempo dos actitudes opuestas que influyen en nuestra toma de control.
Por ejemplo: Imaginemos que nos enfrentamos a una crisis laboral. De la noche a la mañana nuestra empresa se ha visto obligada a cerrar. Nosotros como empleados, perdemos nuestro trabajo y por supuesto nuestra economía se ve resentida. ¿Qué actitud tomamos ante esta situación?, ¿Nos resignamos?, ¿La aceptamos?
¿Es lo mismo aceptación que resignación?
Si nos resignamos sufriremos ya que continuaremos a la espera de que la situación se revierta. Quedaremos atrapados en esa situación. Nos compadeceremos y nos sentiremos las víctimas. Tendremos pensamientos como: “la empresa ha cerrado, es lo que hay, yo no puedo hacer nada”.
Por el contrario, la aceptación hace que asumamos una realidad que está ocurriendo. Efectivamente, nos hemos quedado sin trabajo. Si lo aceptamos evitando el sufrimiento podremos abrir nuestro abanico de posibilidades ante otras posibles opciones. Podemos plantearlo como: “voy a aprender de lo que me ha ocurrido y voy a seguir mi camino”. ¿Cómo? Redirigiendo mi vida hacia otra dirección que me convenga y me haga feliz.
Solo somos conscientes de estas diferencias cuando maduramos a nivel psicológico. Comprendemos que ante una situación complicada no tenemos que sentirnos en la obligación de cambiar algo que escapa a nuestro control pero tampoco debemos pecar de conformistas sobre todo ante algo que está en nuestras manos mejorar.
Aceptar las cosas como son
Debemos aceptar la realidad adaptándonos a las circunstancias que nos tocan vivir.
Quizás deberíamos preguntarnos lo que ocurriría si pensásemos y aceptásemos que a veces ocurren cosas por nuestro bien. A pesar de que justo en ese momento no seamos conscientes de todo lo positivo que nos trae esa nueva situación a la que nos enfrentamos.
No aceptar la realidad y la infelicidad eterna
No aceptar la realidad es como darse cabezazos contra un muro de pared, al qué, por más golpeamos quién únicamente sale escaldado es uno/a mismo/a.
Son muchos los sentimientos que pueden hacer que no podamos avanzar y aceptar que algo ha sido así y dejarlo atrás. Sin embargo, hay un sentimiento con el que me encuentro con más frecuencia en consulta: la injusticia.
La injusticia es la que hace vayamos hacía atrás constantemente. Sin embargo, ¿quién dijo que la vida tenga que ser justa?
Presuponer que para estar en paz algo debe ser justo y equitativo, es una de las mayores falacias que nos han contado.
Cómo aceptar una ruptura de pareja
Cuando nos enfrentamos a una ruptura de pareja hay quien se ve apenado y con una actitud derrotista durante largos periodos de tiempo. La actitud que tomemos al enfrentarnos a esta situación determinará cómo nos sintamos posteriormente.
Podemos plantearnos la ruptura como un pozo sin fondo. Algo que nos impida ver nada positivo. O por el contrario, podemos dejar la resignación a un lado e intentar ver lo bueno que trae consigo el fin de esa relación. Hacernos preguntas como: “¿Qué lectura positiva saco de todo esto?”, “¿Cómo me puede ayudar lo vivido en futuras relaciones?”, “¿Qué es lo que quiero y lo que no quiero tener en mi próxima pareja?”
Cada situación nos trae consigo un aprendizaje y un crecimiento. Dicen que “lo que no te mata, te hace más fuerte”. Apliquémonoslo.
¿Qué es la terapia de aceptación y compromiso?
También conocida como ACT, la Terapia de Aceptación y Compromiso busca la aceptación de la persona como fuente de bienestar. ¿Cómo? Reduciendo los síntomas a través de la educación y la reorientación de la vida.
Lo que nos genera malestar no es lo que ocurre en sí, sino la manera en la que vinculamos los sucesos a nuestras emociones y cómo lo vivimos e interpretamos. ¿Tenemos que evitar sufrir? No, en absoluto. No obstante se vuelve fundamental aceptar la situación y lo que ocurre en nuestro interior.
Libro terapia de aceptación y compromiso
La Terapia de Aceptación y Compromiso es un modelo de psicoterapia respaldado científicamente. Utiliza metáforas, paradojas, mindfulness y ejercicios de valores personales con el objetivo de aceptar el dolor con independencia de nuestras creencias o de la idea del bien y el mal. No se entiende la felicidad en ausencia de dolor o preocupaciones.
El libro “Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT): Un tratamiento conductual orientado a los valores” es un libro recomendado para profundizar sobre este abordaje.
La aceptación personal
La aceptación personal implica nuestra propia aprobación. Nos observamos y comprendemos lo que nos ocurre, con independencia de si nos gusta o no.
La clave no solo está en aceptar las situaciones que vivamos. Sino en aceptarnos a nosotros mismos con nuestras virtudes y nuestros defectos. ¿Cómo?
Observándonos y eliminando nuestros propios juicios de valor. Enfocándonos a la acción para ver qué podemos hacer que nos haga sentir mejor con nosotros mismos. Reconociendo y aceptando el dolor y el sufrimiento al tiempo que sentimos y conectamos con nuestras emociones.
Que somos seres sociales está más que claro. Y que no solo necesitamos de nuestra aceptación, sino de la de las personas que nos rodean, también. Un claro ejemplo es el que nos ofrecen los adolescentes en las redes sociales, siempre en busca de la aprobación de su grupo de iguales. Para reforzar nuestra autoestima y sentirnos aceptados buscamos dar una imagen atractiva de nosotros mismos.
En definitiva, como refería William James (psicólogo estadounidense): “La aceptación de lo que ha pasado es el primer paso para superar las consecuencias de cualquier desgracia”. Y tú, ¿lo aceptas o te resignas?
Referencias bibiliográficas:
Soriano, M. C. L., & Salas, M. S. V. (2006). La terapia de aceptación y compromiso (ACT). Fundamentos, características y evidencia. Papeles del psicólogo, 27(2), 79-91.
Páez-Blarrina, M., Gutiérrez Martínez, O., Valdivia-Salas, S., & Luciano Soriano, M. D. C. (2006). Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) y la importancia de los valores personales en el contexto de la terapia psicológica.