Siempre me ha parecido interesante el trabajo en clínica con población infantil. En todo momento he considerado a los más pequeños de las casas como esponjas porosas que absorben todo lo que perciben, ven y sienten a su alrededor. Para bien o para mal.
Con mucho cariño recuerdo el caso de Natalia. Una niña de 6 años tremendamente cariñosa y al mismo tiempo una “bomba de relojería” cada vez que no conseguía lo que quería. Con ella fue la primera vez que apliqué de manera exitosa la técnica de la tortuga.
La técnica de la tortuga
La práctica en clínica con niños implica el uso de metáforas y cuentos como principal herramienta. De esta manera se busca el cambio tanto a nivel cognitivo como a nivel conductual.
Así surge la técnica de la tortuga, creada por Marlene Schneider y Arthur Robin (Universidad de New York, 1990) con el objetivo principal de instaurar en los niños medidas de autocontrol.
Además de brindarles autocontrol, la técnica de la tortuga para niños propicia un mayor control emocional evitando la frustración, desarrollar su autonomía, aumentar su autoestima y su conciencia de responsabilidad y disminuir los niveles de nerviosismo y ansiedad.
Técnica de la tortuga cuento
Gracias al cuento de la técnica de la tortuga Natalia se vio reflejada en Lulú (nombre que le puso a su pequeña tortuga):
“Vamos a hablar de una pequeña tortuguita llamada ____ de ___ años que se mete en muchos problemas. Cuando está en el colegio y los ejercicios no le salen bien, los rompe. Cuando la profesora le riñe, se enfada. Si en el patio la empujan sin querer, le da patadas al culpable.
Cuando _____ se comporta así no se siente bien. Después de romper los deberes o darle patadas a otra pequeña tortuga se siente muy mal, muy triste. Piensa que podría haber hecho algo mejor pero, en el momento, la rabia no le dejó pensar mucho.
Un día _____, triste por las consecuencias de lo que había hecho –su profesora no le dejó salir al recreo por portarse mal–, se encontró con una tortuga con muchos más años que ella, muy sabia.
Esta le dijo:
—______, ¿no te das cuenta de que la solución a tus problemas se encuentra en tu caparazón? Cuando sientas que te enfadas mucho, métete en tu caparazón y cuenta hasta diez.
La pequeña _____ pensó en esto y decidió ponerlo en práctica la próxima vez que le ocurriese algo. Cuando en el recreo la empujaban sin querer, se metía dentro de su caparazón, contaba hasta diez y cuando salía ya no sentía ganas de responderle con patadas a nadie.
¡Era fantástico! La profesora se puso muy contenta. _____ ya no rompía sus deberes y parecía que la relación con sus compañeros había mejorado. ¡La técnica de la tortuga mayor era el mejor consejo que le habían dado!
Técnica de la tortuga para niños
Cuando Natalia llegó a consulta, su mamá se quejaba de las continuas conductas disruptivas que habían aparecido en la menor tras el divorcio de ambos progenitores. Al principio resultaban ser llamadas de atención que con extinción desaparecían. Al cabo de unos meses Natalia era incapaz de gestionar sus emociones, no canalizaba su propia ira y actuaba de manera impulsiva con independencia del contexto.
Tras las primeras sesiones con Natalia comenzamos a aplicar la técnica de la tortuga para niños:
En primer lugar leímos el cuento y atribuimos a nuestra tortuga rasgos que hicieran más fácil su familiarización. Natalia le puso el nombre que quiso (la tortuga Lulú) y le dio su edad (6 añitos). Además la coloreamos en un folio grande de los colores que ella eligió para que a nivel visual le resultara más fácil tenerla presente.
¿Funciona la técnica de la tortuga para trabajar el autocontrol?
Una vez hecho esto Natalia aprendió que su tortuga cuando se enfadaba o tenía mucho miedo se debía meter dentro de su caparazón hasta encontrar una solución. “¿Y yo no puedo tener un caparazón?”- recuerdo que me dijo. Aprendió a parar, a cerrar sus ojos y a replegarse como si ella también fuese una tortuga.
Semanas después, Natalia aprendió técnicas de respiración abdominal adaptadas a su edad tras varios entrenamientos. Y finalmente, ella y su mami aprendieron juntas a buscar estrategias para solucionar los problemas.
Desde ese momento cuando su madre o ella mismas notaban que iba a aparecer una rabieta, decía “tortuga” y Natalia ya sabía lo que debía hacer: meterse en su caparazón hasta que estuviese más tranquila.
¡Ojo! A la hora de aplicar la técnica de la tortuga en niños resulta igual de importante que identifiquen sus emociones como que aprendan a gestionarlas y a buscar una solución eficaz ante cualquier conflicto. Del mismo modo es fundamental establecer un feedback positivo para que el niño sepa que lo está haciendo muy bien y que cada pequeño logro se vea reforzado.
Técnica de la tortuga TDAH
Los niños que tienen dificultades en su autocontrol emocional tienden a reaccionar ante los problemas del día a día con agresividad, impulsividad o llanto. La técnica de la tortuga no solo ha demostrado su eficacia con niños entre 3 y 7 años con alteraciones conductuales sino que se trata de un método con muy buena respuesta en casos de TDAH o con alta impulsividad.
La técnica de la tortuga no solo es utilizada en clínicas de psicología sino que puede llevarse a cabo en colegios o en los hogares.