Mi nombre es Alejandro Vera, soy psicoterapeuta, y quiero dar otro punto de vista sobre todo lo que rodea a Miguel Bosé, sus teorías negacionistas y la entrevista concedida a Jordi Évole.
Hace unos meses escribí un artículo en el blog de Tras el diván dónde daba mi punto de vista sobre el miedo y la duda que pueden tener las personas a la hora de vacunarse o esperar.
Como no podía ser de otro modo, en los comentarios de los usuarios saltó el tema de Miguel Bosé y el negacionismo.
Hace unos días el cantante fue entrevistado en el programa Lo de Évole y la respuesta mediática no se hizo esperar.
¿Defensa de la ciencia o maltrato a la salud mental?
Desde que Miguel Bosé apareciese en el programa de Évole y se hiciesen públicas las dos partes de la entrevista, han sido muchas las voces que no han dudado en linchar al entrevistado y elevar al entrevistador por hacer una defensa de la ciencia y el pensamiento crítico.
En concreto, el lugar dónde más “fuego” ha habido es en Twitter, la red social donde se hacen juicios públicos y en la que la opinión se convierte en verdad.
Miguel Bosé, además de recibir numerosas críticas por sus creencias respecto al virus, también ha recibido burlas por su historia de consumo.
En dicha entrevista reconoce públicamente su adicción a diferentes drogas como la cocaína.
La divulgadora científica Rocío Vidal puso un tweet contestando lo siguiente:
La coca, a cucharadas. Pero aleja esa vacuna de mi vista que a saber qué mierda le ha puesto Kill Gates para matarnos a todos. https://t.co/3u1Z8uAxbN
— Rocío Vidal (@SchrodingerGata) April 12, 2021
Ahora imagina por un momento que Miguel Bosé está convencido absolutamente de sus palabras, de sus teorías, que es incapaz de ver la incoherencia, la inconsistencia de muchos de sus argumentos. Esto es lo que le ocurre a una persona que padece un trastorno delirante, que es realmente una enfermedad mental y, nosotros, nos estamos riendo de ello. No tenemos constancia de que Miguel Bosé lo padezca, ni siquiera podemos sospecharlo -nos faltan muchos datos–, pero este trastorno es mucho más común en la sociedad de lo que crees.
Por ejemplo, un trastorno delirante es creer y obsesionarte -sin pruebas- de que estás siendo engañado por tu pareja, que te han extirpado un órgano pero no te han dejado cicatriz o que alguien te está enviando señales de amor que solo tu recibes.
Los delirios pueden afectar a situaciones que podrían ocurrir en la vida real, como ser perseguido, envenenado, infectado o amado en secreto.
La diferencia entre un delirio y una falsa o equivocada creencia es que la persona sigue creyendo en el delirio a pesar de que todas las pruebas lo contradigan claramente.
El estigma mental de las enfermedades poco visibles
Estoy seguro de que a muy pocas personas se nos ocurriría reírnos de una persona que se encuentra deprimida, o de otra que después de comer va al baño a vomitar.
Sin embargo, algunas enfermedades mentales no gozan de tanta visibilidad ni respeto. El trastorno delirante, es un trastorno mental igual que lo son la ansiedad generalizada, el TOC o el trastorno bipolar.
Bajo mi punto de vista, haber llevado a Miguel Bosé al público no contribuye a distribuir la ciencia y fomentar el pensamiento crítico, si no a generar “salseo” e iatrogenia.
La iatrogenia es sinónimo de empeorar un trastorno mental. En este caso, un delirio jamás se debe confrontar de forma directa.
Antes de continuar riéndonos de Miguel Bosé
Desde su paso por Lo de Évole, he visto parodias muy desagradables como esta de Buenafuente:
Yo estoy completamente de acuerdo en fomentar el pensamiento crítico y estar del lado de la ciencia, para mí, no hay otra forma de estar.
Precisamente por ello, con este artículo he querido concienciar sobre lo qué es un trastorno mental grave y como los moralismos deberían quedar en un segundo plano.
En mi opinión y después de todos estos argumentos, esta entrevista no debería haber sucedido.