Todos en algún momento de nuestras vidas nos hemos ruborizado. Esto generalmente sucede cuando nos exponemos a una situación en la que experimentamos nerviosismo o ansiedad. Pese a que puede ser visto como algo normal, e incluso algunas personas lo encuentran atractivo, hay quienes sienten temor a ruborizarse; esto se trata de eritrofobia.
Quienes tienen eritrofobia pueden colocarse mucho más rojos al darse cuenta de que se han ruborizado, incrementando así su malestar. Esto, como consecuencia, genera un círculo vicioso. Si deseas conocer más acerca de la eritrofobia, la razón por la que nos sonrojamos y mucho más, continúa leyendo.
¿Qué es la eritrofobia?
La eritrofobia como tal es un miedo desmedido y desproporcionado a sonrojarse o ruborizarse. Por lo general, quien tiene esta fobia puede anticiparse a ciertos escenarios y ponerse nervioso o ansioso de solo pensar que podría ruborizarse, ocasionando que, por su temor, este termine cumpliéndose.
La eritrofobia forma parte de las fobias sociales, pues se relaciona con las situaciones sociales, ya que el eritrofóbico puede evitar interactuar con otros para no experimentar el rubor. Es habitual que cuando la atención de los demás está fijada en nosotros, nos sintamos nerviosos y hasta ansiosos, aunque la atención no fuera negativa.
Para quienes tienen eritrofobia, cualquier situación social puede ser un desencadenante para ruborizarse, especialmente porque al pensar en eso, sienten mayor ansiedad y nerviosismo. Una entrevista de trabajo, la presentación de un proyecto o una simple conversación dentro de un grupo pueden resultar escenarios incómodos y aterradores para alguien con eritrofobia.
Cabe destacar que la eritrofobia no quiere decir necesariamente que la persona sea tímida. Asimismo, no es una fobia que se presente únicamente en las personas tímidas, ya que, si bien estas puedas intentar ocultar que se han sonrojado para evitar llamar la atención y evitar alguna incomodidad, no les aterra necesariamente encontrarse en este tipo de situaciones.
¿Por qué nos ruborizamos?
Como se mencionó en un principio, es normal que a lo largo de nuestras vidas experimentemos el rubor. Este suele aparecer cuando nos encontramos nerviosos, ansiosos o sentimos vergüenza. Sonrojarse en ciertas situaciones sociales es algo natural y completamente normal.
El rubor como tal se produce por una dilatación en los vasos sanguíneos, lo que provoca que haya un mayor flujo de sangre y esto genere la característica coloración roja. El rubor habitualmente se presenta en la zona de la cara, especialmente en las mejillas. Algunas personas cuando se sonrojan también lo hacen en las orejas, el cuello y en la parte superior del pecho, además, no todos se ruborizan con la misma facilidad.
Aunque sonrojarse sea algo normal, para un eritrofóbico puede ser una experiencia sumamente desagradable. El rubor es percibido como algo negativo, agobiante e indeseado; la creencia de que los demás pueden emitir críticas y juicios a causa del rubor acrecienta el malestar en quien tiene eritrofobia, por lo que tratará de evitar situaciones sociales en el futuro.
Cómo combatir la eritrofobia
La eritrofobia puede ser un problema que se soluciona con el tiempo, pues es más frecuente durante la infancia o la adolescencia. Aun así, esta puede perdurar hasta la edad adulta, pudiendo comenzar a ser una interferencia para el desarrollo y desenvolvimiento normal de la persona. En estos casos, es necesario buscar ayuda profesional.
Para combatir la eritrofobia, el primer paso es comprenderla y hacerle frente. Al explicarle al paciente las razones reales de sonrojarse y lo que esto realmente significa, es posible hacerle cambiar su percepción negativa sobre el rubor. Asimismo, los pacientes con esta fobia deben ser expuestos gradualmente a los escenarios o situaciones que temen con el objetivo de brindarle los recursos necesarios que les permitan controlar su ansiedad.
También es habitual que se empleen técnicas como la hipnosis, el EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por los Movimientos Oculares), EFT (Técnica de liberación emocional) o tratamientos farmacológicos.
¿Tiene solución este problema?
La terapia psicológica y las distintas técnicas que se aplican para los pacientes con eritrofobia pueden ayudarle a comprender el problema, con lo cual podrían lograr superar su miedo a ruborizarse. No obstante, es importante aclarar que el rubor no desaparecerá, ya que esta es una respuesta natural del cuerpo ante determinadas situaciones.
El objetivo de la terapia y demás tratamientos psicológicos es ayudarle al paciente a superar el temor que experimenta, mas no evitar que este se sonroje. Pese a esto, sí que existe una intervención quirúrgica que podría eliminar el rubor, sin embargo, los profesionales de la salud recomiendan considerar en primera instancia el tratamiento psicológico antes que la cirugía.
¿En qué consiste la operación para la eritrofobia?
Ahora bien, la operación que puede erradicar el enrojecimiento en quien tiene eritrofobia se denomina simpatectomía endoscópica torácica. Esta consiste en cortar la cadena simpática responsable del enrojecimiento en la zona craneofacial, sin embargo, esto puede tener algunas consecuencias. Cabe señalar que la simpatectomía también es utilizada para tratar a personas con hiperhidrosis.
Quienes estén considerando realizarse esta operación, deben tener en cuenta que cerca del 35% de los pacientes que se someten a esta intervención llegan a presentar una sudoración compensatoria. Esta se da, generalmente, en la espalda y la zona abdominal.
Asimismo, la simpatectomía puede suponer otros riesgos como infecciones, hemorragias y algunos problemas estéticos. Tras la operación, también es posible que el paciente experimente el síndrome de Horner. Aunque esta intervención es irreversible, es posible llevar a cabo el pinzamiento simpático endoscópico que, en caso de presentar sudoración compensatoria, pueden retirarse los clips quirúrgicos con los que se pinza el nervio para evitar el rubor o la sudoración.
Dado los riesgos y consecuencias de la operación para la eritrofobia, no es de extrañar que los profesionales de la salud recomienden en primer lugar el tratamiento psicológico.
Sin dudas, cualquier problema que afecte el desenvolvimiento normal de una persona, debe ser tratado con el fin de mejorar su calidad de vida. Por ello, quienes presentan eritrofobia deben buscar ayuda profesional; solo de este modo podrán ser evaluados y recibir el tratamiento más adecuado para su problema.