El ictus es una enfermedad que genera temor debido a todos los estragos que puede causar. Por esto, es necesario conocer los síntomas, secuelas y cuidados para ictus. Siendo este último lo más importante, ya que la esperanza de vida aumenta si la persona recibe todos los cuidados necesarios.
¿Qué es un ictus?
Ictus significa golpe en latín, y se utiliza para referirse a la interrupción del flujo sanguíneo en cierta parte del cerebro. La mayoría de los casos se trata de una isquemia cerebral, y es el bloqueo de un vaso sanguíneo; y menos frecuente es la hemorragia cerebral, que es la rotura de una vena cerebral.
Debido a la falta de sangre y oxígeno necesario, el cerebro se ve afectado, ya sea de forma permanente o temporal. Según la parte afectada se pueden determinar las dificultades que tendrá la persona.
Se le llama ictus a las enfermedades que generan alteraciones neurológicas debido a una discontinuidad en el riego sanguíneo. La embolia, el derrame cerebral y la trombosis son ictus, pues todos corresponden a la falta de sangre.
¿Por qué puede darnos un ictus?
Es importante conocer las posibles causas del ictus para ser conscientes de qué tan susceptible eres a esta enfermedad, y disminuir el riesgo. Y en caso de que ya lo hayas padecido, es necesario conocer la causa para aplicar un tratamiento más adecuado. Estas son las causas más comunes:
- Si algún miembro de tu familia ha sufrido de un ictus, aumenta la posibilidad de que alguien más relacionado lo sufra también, pues es hereditario.
- El hecho de ya haber sufrido un ictus, aumenta las posibilidades de que se repita de nuevo
- A partir de los 55 años se aumenta el riesgo de padecer un ictus, por lo que se recomienda realizarse un chequeo médico cada cierto tiempo. Sin embargo, las personas jóvenes también sufren de este problema, solo que en menor medida.
- El factor más importante para evitar un ictus es la hipertensión arterial. Esta también es la que determina el origen de muchas otras enfermedades. El 70% de los ictus se deben a la hipertensión.
- El monóxido de carbono y la nicotina presentes en el cigarrillo son factores de riesgo, puesto que afectan mucho al sistema cardiovascular. De igual forma, no se recomienda fumar tabaco durante el uso de anticonceptivos orales.
- La diabetes está relacionada con la alta presión sanguínea, y aunque esta enfermedad se puede tratar, aumenta el riesgo de sufrir un ictus. Además, las personas con diabetes suelen tener sobrepeso y alto colesterol, factores que incrementan más el riesgo. De igual forma, tener el corazón enfermo es un posible causante, las personas con enfermedades cardíacas son vulnerables.
Síntomas del ictus
Un ictus se inicia y desarrolla en muy poco tiempo, las lesiones cerebrales suceden en cuestión de minutos. En algunas ocasiones la enfermedad se agrava en las siguientes horas, o días, mientras evoluciona.
De forma general, se observa que los síntomas de un ictus son: debilidad en el brazo, en la cara, o en un solo lado del cuerpo; dificultad para entender, comunicarse, desplazarse; dolor de cabeza y problemas de visión.
De acuerdo a la zona del cerebro afectada, se generan los siguientes síntomas específicos:
- Si se afectó la región izquierda, los síntomas se evidencian en la parte izquierda de la cara y la zona derecha del cuerpo. Por lo que se puede paralizar ese lado del cuerpo, se dificulta el habla, el comportamiento de la persona es enlentecido y puede haber pérdida de memoria.
- Si se afectó la región derecha, los síntomas se evidencian en la zona izquierda del cuerpo. De manera que se paraliza la parte izquierda del cuerpo, se dificulta la visión, el comportamiento de la persona es acelerado y puede haber pérdida de memoria.
Debido a que los síntomas se presentan de forma tan repentina, se ha creado la escala de Cincinnati para saber si la persona está a punto de sufrir un ictus. Consiste en tres ejercicios:
- Sonreír para comprobar que haya una simetría en el rostro y que ambos lados funcionen de forma correcta. Si uno de los lados se comporta de forma anormal, es señal de alerta.
- Estirar los brazos durante 10 segundos; es señal de riesgo que alguno de los dos brazos se mueva o se caiga sin control.
- Hablar con la persona para verificar que no arrastra las palabras y se puede comunicar bien.
¿Qué secuelas puede dejar un ictus?
Después de sufrir un ictus es probable que la persona sufra de complicaciones como la falta de coordinación y la pérdida de fuerza, lo que la hace más propensa a caerse. Asimismo, algunos padecen de trastornos visuales como la hemianopsia, que es la pérdida de la visión de medio campo visual; o de trastornos en el lenguaje.
También es común la espasticidad, que es la contracción de músculos específicos, acompañado de dolor y dificulta los movimientos. Según el tipo de ictus, la persona podría experimentar el trastorno de la sensibilidad, o un dolor superficial, que es similar a un quemazón que se intensifica con el agua o el tacto.
Es normal que después del ictus se mantenga el dolor en el brazo paralizado, aunque un analgésico simple puede eliminar la molestia. Otras secuelas pueden ser incontinencia urinaria, disfagia, bajo estado de ánimo y deterioro cognitivo.
Esperanza de vida
Debido a que la esperanza de vida después de un ictus es un tema de preocupación para muchas personas, se han realizado diversos estudios para intentar calcular este factor. Se logró determinar que uno de los aspectos más importantes para la supervivencia a largo plazo, es la gravedad de la enfermedad.
De igual forma, la edad influye en la esperanza y calidad de vida. De manera que, es esencial contar con un buenos cuidados y programas de rehabilitación para aumentar la esperanza de vida.
Los ictus isquémicos tienen mayor esperanza de vida que los ictus hemorrágicos; pero ambos casos se pueden ver mejorados con ayuda de la rehabilitación. La persona que recibe buen cuidado durante su recuperación, mejora el estado funcional; y quien no lo recibe, tiene bajo nivel de bienestar y poca esperanza de vida.
Tratamiento para el ictus
Después de padecer un ictus es importante contar con una rehabilitación para recuperar la funcionalidad. Una de las opciones más comunes debido a su eficacia y comodidad son los centros especializados que ofrecen acompañamiento y atención durante todo el día.
En muchos casos, la persona enferma necesita contar con equipos especializados y a un profesional que lo atienda las 24 horas, y es posible que esto no lo pueda obtener en su hogar. De manera que, mientras se supera esta fase del ictus, lo mejor es contar con la ayuda del centro de rehabilitación.
Las residencias geriátricas especializadas en ictus ofrecen tratamiento farmacológico que se adapta a cada residente, según las patologías que le causó la enfermedad, o al simple control de dolor o depresión. En busca de la recuperación de la autonomía, ofrecen fisioterapia para quienes necesitan caminar constantemente, o prevenir caídas.
Una de las secuelas más comunes del ictus es la dificultad para comunicarse; por este motivo, las residencias cuentan con logopedas que recapacitan estas habilidades perdidas o debilitadas.
También es importante tener en cuenta el estado psicológico del paciente, porque es común que después de un episodio de enfermedad se caiga en depresión. Para contrarrestar el bajo estado de ánimo, un psicólogo va a estar siempre dispuesto a brindar terapia y escuchar a quien lo necesite.
Asimismo, la persona puede presentar otras necesidades especiales derivadas del ictus, y todas serán atendidas en el centro especializado. El objetivo es que el paciente mejore su calidad y esperanza de vida.