Uno de los principales motivos que traen a las personas a consulta suelen estar vinculados a las relaciones de pareja.
En este artículo vamos a ver 7 claves que tienen una gran importancia a la hora de construir relaciones de pareja felices.
¿Cómo es una pareja feliz?
Un matiz importante que es no es lo mismo una pareja feliz y una pareja perfecta.
Sé que es un mensaje un tanto repetido, pero no por ello menos cierto: la perfección no existe.
Igual que no existe la pareja ideal. Discutir, negociar o confrontar, es lo más natural dentro de una relación, ya no sólo de pareja.
Lo que determina la felicidad es el grado bienestar y satisfacción percibida dentro de la misma: “No es perfecto, pero yo soy feliz”.
7 características de las parejas felices
En psicología no hay remedios mágicos ni píldoras definitivas, lo que te voy a exponer a continuación son algunos puntos fundamentales sobre los que solemos incidir en terapia de pareja:
1. Comunicación
Como no podía ser de otro modo, el primer lugar tenía que ocuparlo la comunicación. Tanto el cómo decimos las cosas, como principalmente: tener la voluntad de hacerlo.
Estilos de comunicación como la pasivo agresividad son uno de los principales detonantes de las parejas infelices.
Por otro lado, cuando no expresamos ni solicitamos lo que necesitamos o queremos, también estamos boicoteando el proyecto en común.
2. Deseos comunes
Hay una frase que me gusta mucho de Carmen Soria, que dice así: La felicidad de una pareja va a depender en gran medida del grado de similitud que tengan en sus sueños y proyectos de vida.
¿Queremos tener hijos? ¿Nos gustan los planes caseros o de calle? ¿Playa o montaña?
Cuanto mayor sea la coincidencia, más fácil será todo.
3. Vida compartida
Cuando nuestras vidas se encuentran más unidas, todo es más sencillo: amigos en común, proyectos en conjunto, étc.
Pese a que la sociedad premia por encima de todo la independencia, es cierto que una pareja se sentirá más unida si consigue encontrar un equilibrio entre la completa independencia y la fusión.
4. Crecer juntos
Hay parejas que colaboran y otras que compiten. Esto en terapia de pareja lo vemos a menudo.
Cuando nos sentimos inseguros, podemos caer en la tentación de hacer cosas que van más en la línea de combatir que te de pedir ayuda.
En la medida en que tu pareja se convierta en enemigo a batir, en vez de aliado, la cosa pinta fea.
5. Mutuo cuidado
Como te decía anteriormente, los valores transmitidos como positivos en la actualidad tienen que ver con la independencia emocional.
Sin embargo, una relación completamente independiente es una no relación.
Lo que convierte a las relaciones dependientes en tóxicas es el desequilibrio. Cuando por ejemplo, hay un cuidador y un cuidado.
La dependencia adulta tiene que ver con poder estar en los dos roles dependiendo del momento.
6. Negociación
Ya he comentado que las relaciones de pareja perfectas no existen, por lo que no nos va a quedar otra que negociar.
Negociar significa buscar el win to win. Para ello tenemos que ceder.
Cuándo en una pareja siempre es el mismo quién cede y también quién se sale con la suya, algo no está en equilibrio.
7. Cuidado con hacer daño
Hay una frase que me gusta mucho y dice así: Las palabras NO se las lleva el viento, contradiciendo el refrán original.
Las palabras duelen mucho y puede quedarse grabadas a fuego.
Si sois una pareja muy explosiva o con mucha tensión, lo mejor que podéis hacer es poner en práctica un método llamado Tiempo fuera.
Consiste en salir de la escena antes de explotar y acabar arremetiendo contra la otra persona de malas maneras.
¿Ser felices en pareja y estar enamorados es lo mismo?
La respuesta a esta pregunta es muy, muy complicada. Tanto, que no puedo darte una respuesta definitiva.
Hay personas que sienten que quieren mucho a su pareja y que son felices con ella, pero qué sin embargo hay algo que les falta.
Como te decía, sobre esto no hay nada escrito y yo considero que el querer estar o no, lo define una parte más natural e intuitiva de nosotros.
Por otro lado, es evidente que ninguna pareja se puede quedar en esa primera fase de enamoramiento. Tratar de buscar estar siempre en la cresta de la ola sería un ejercicio agotador y que a la postre, acabaría generando más frustración que otra cosa.